Los imperdibles de Santorini: Que ver y hacer en la isla

Santorini fue uno de esos lugares que superaron mis expectativas. No solo por su belleza, sino por la sensación única que se respira en cada rincón. Oia me recibió con sus calles estrechas y casas talladas en la roca, donde cada esquina parecía diseñada para ser fotografiada. Pero lo que realmente me conquistó fue su atardecer, ese momento en el que el sol se sumerge en el mar y todo se tiñe de tonos dorados, mientras cientos de personas observan en silencio.

Recorrer Fira fue otra historia. Más bulliciosa y animada, me dio la oportunidad de disfrutar de terrazas con vistas increíbles a la caldera y descubrir el lado más vibrante de la isla. Pero lo que realmente me sorprendió fue Akrotiri, un sitio arqueológico que me hizo imaginar cómo era la vida en la isla antes de la gran erupción que lo cubrió todo. Caminar entre sus restos fue como viajar en el tiempo.

Las playas fueron otro gran descubrimiento. La Playa Roja con su arena oscura contrastando con los acantilados rojizos, la Playa Blanca escondida entre formaciones rocosas, y la Playa Negra de Perissa, con su arena volcánica cálida bajo mis pies. Nunca había visto paisajes tan distintos en una misma isla.

Pero si hubo algo que realmente hizo que mi experiencia fuera especial, fue la excursión a Nea Kameni. Caminar sobre la tierra volcánica y ver de cerca la caldera activa fue un recordatorio del origen de la isla. Y terminar el día con una copa de vino de Santorini, cultivado en terrenos volcánicos, fue la manera perfecta de cerrar una jornada llena de contrastes.

Santorini fue mucho más de lo que esperaba. No es solo un destino bonito, es un lugar que se siente, que te envuelve con su historia, su naturaleza y su energía única. Y aunque el turismo masivo a veces pueda restarle un poco de magia, cada momento vivido en la isla hizo que la visita valiera completamente la pena.